Jeanologia: cómo cambiar el rumbo de la industria del denim

Por Cristina Vila

/ MODA

27 ABR 2022

Mission Zero es su objetivo para 2025, con el que pretenden que los 5000 millones de vaqueros producidos anualmente sean sostenibles y no contribuyan a la contaminación.

De la misma forma, la deslocalización de las empresas llevada a cabo hace décadas, provocó el traslado de las industrias a países como India, Bangladesh o China, instaurando un sistema de producción masiva de ropa a bajo coste, que trajo como consecuencia una crisis tanto medioambiental como sanitaria. Al poseer estos países unas políticas mucho más permisivas con las industrias, se comenzaron a usar sustancias prohibidas en Europa y Norteamérica y, por el mismo motivo, las empresas no crearon  plantas para el tratamiento del agua residual, y esta se arrojaba a los ríos, acabando con cualquier tipo de vida que hubiera en ellos y haciendo que la población de estas zonas tuviera que consumir agua con sustancias cancerígenas provenientes de los tintes textiles, contrayendo así, en muchos casos, graves enfermedades, especialmente de tipo gastrointestinal. 

Siendo conscientes de todos estos problemas, Jeanologia consiguió idear más tecnologías que ahorraran agua y evitaran los desechos de productos contaminantes. Una de ellas es el G2, una tecnología de ozono que usa el aire para dar el aspecto envejecido al denim. La máquina toma el aire del exterior, extrae el oxígeno y lo convierte en ozono para conseguir el mismo resultado que un proceso de lavado a piedra, pero empleando mucho menos tiempo, agua y energía. Lo mismo ocurre con Colorbox, una técnica que permite ahorrar un 60% de agua al teñir las prendas.

Pero el trabajo de Jeanologia no acaba aquí. Su compromiso ético y medioambiental con nuestro planeta los motiva a seguir investigando y creando procedimientos innovadores que cambien el sistema actual, llevándolo hacia un modelo en el que solo se produzca lo que se venda, mediante una producción bajo demanda situada cerca del entorno del consumidor. Mission Zero es su objetivo para 2025, con el que pretenden que los 5000 millones de vaqueros producidos anualmente sean sostenibles y no contribuyan a la contaminación. 

Tradicionalmente se necesitaban casi ocho mil litros de agua para fabricar un solo vaquero. Pero, ¿qué ocurre cuando se fusionan la tecnología y la conciencia medioambiental? Nacen entonces empresas como Jeanologia, con el I+D y la sostenibilidad como valores fundamentales

La empresa nace en 1994 como consultoría, y en 1999 decide dar un giro a su trayectoria y empieza a dedicarse al I+D enfocado en denim, creando nuevos modelos productivos hasta convertirse, a día de hoy, en líder de esta industria, fabricando el 35% de vaqueros del mundo para algunas de las marcas más importantes del sector ¿El secreto de su éxito? El haber conseguido demostrar que la sostenibilidad no tiene por qué ser más cara. La empresa valenciana ha cambiado el mundo del denim introduciendo técnicas nunca vistas antes, como la tecnología láser, ozono, e-Flow, SmartBox y H2Zero, que, como declaran en su web, consiguen “mejorar la productividad, reducir el consumo de agua y energía y eliminar residuos y emisiones nocivas, garantizando cero contaminación”. 

La primera técnica implementada por Jeanologia fue la tecnología láser para crear el look desgastado de los jeans. Esta consigue eliminar el color índigo del vaquero y puede transferir a la prenda cualquier imagen creada por ordenador. Además del medioambiente, una de las preocupaciones principales de la empresa residía en la salud de los trabajadores, la cual se ve perjudicada gravemente cuando para el acabado de los jeans  se emplean técnicas de lijado o pulverizado de spray de permanganato de potasio, teniendo en cuenta que, además, estos procedimientos se suelen realizar en países que carecen de regulaciones que protejan al trabajador, quienes ponen en peligro su salud al no usar mascarillas ni guantes cuando tratan con estos químicos nocivos.

Jeanologia denim
Jeanologia es la prueba de que el cambio es posible a través de la innovación. Pero este cambio tan solo se materializará cuando las empresas decidan invertir en I+D, y cuando la transparencia de la industria sea tan real que todos los consumidores estén dispuestos a cambiar su forma de comprar. Porque es cierto que lo hecho, hecho está, y no se puede volver al pasado para cambiarlo; pero uno sí que tiene poder de decisión en lo que está por venir, y la industria del futuro aún puede ser muy distinta a la actual.

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