De la ensalada favorita de Carlomagno, a las recetas veganas más gourmet y florales

Por María Eugenia Diego

/ GASTRONOMÍA

13 OCT 2022

De vuelta en 2022, lo que sabemos hoy es que, más allá de darle un toque fresco y atractivo, añadir flores a nuestros platos de manera correcta, puede aportar nuevos sabores agrios, dulces, salados, ácidos y umami. Todo un mundo por re-descubrir a la hora de cocinar, ya que además suma nutrientes como vitaminas del grupo A y B, betacarotenos, licopenos y otros componentes como polifenoles o fitoquímicos, al igual que cuando condimentamos nuestros platos con hierbas aromáticas.

Si te animas a incorporarlos a tus platos veganos, has de saber que, por muy atractivas que encontremos las flores de un ramo decorativo, debemos de cuidar que su uso sea alimentario específico y no ornamental, ya que estos últimos incluyen pesticidas. 

Cada vez son más numerosos los establecimientos que las incorporan en la zona de verduras frescas o refrigeradas. Otra muy buena opción, es cultivarlas tú misma en casa. Flores como las violetas, caléndula, dientes de león, lavanda…no entrañan gran dificultad ni espacio, y de esta manera te puedes asegurar de que sean muy frescas. 

Ensaladas, pastas frescas, postres como galletas o bizcochos, infusiones…así como aceites y mantequillas aromatizadas…a la hora de utilizarlas para la infinidad de recetas posibles, escoge siempre las de mejor estado y las que presenten buen olor. Quédate con los pétalos principalmente (el resto de elementos suelen amargar y pueden llegar a ser tóxicos) y lávalos con agua fría. 

Si después de esta lectura, te ha picado la curiosidad, como plato infalible y para principiantes, están los quesos de cabra adornados con flores. Puedes modelarlos tú misma y “rebozarlos” en un mix de flores comestibles. No requiere ni cocina ni elaborada preparación y el éxito está garantizado. 

 

¿Te animas?

Tras descubrir en meses pasados cómo el mundo vegetal impregna nuestros armarios, salimos de éste para contemplar a las plantas en un nuevo escenario.

Después de vestirnos cada mañana, seguramente el siguiente paso en el que imprimimos cuidados sea nuestra alimentación. Más allá de la dieta vegetariana, en la que el mundo de las plantas es el mayor aliado, encontramos el veganismo, cuyos platos se ven salpicados de verduras, de semillas…y de FLORES.

Aliado infalible en los últimos años por chefs de alta cocina y pasteleros gourmet, en realidad, el uso gastronómico de flores no es en absoluto novedoso. Si viajamos hasta la Antigüedad Clásica, los romanos perfumaban sus platos con ellas. En el recetario de Apicio, cocinero del emperador Tiberio, se citan ya flores de mejorama en los picadillos, pétalos de rosa y salsas con un toque azafranado debido a las flores de cártamo (alazor). Los vinos eran aromatizados con rosas y violetas, y al parecer, de Carlomagno era muy conocido su predilección por las ensaladas de flores de malva. 

Más adelante, en la Baja Edad Media, fueron los nardos los que protagonizaron las exquisiteces de varios reyes franceses. También entonces, en los monasterios, los monjes conservaban lavanda, violetas y otras flores, para preparar mermeladas con sus pétalos o usarlos como condimento de crepes. 

En una fusión con la cultura árabe, podemos encontrar los manuales de cocina andalusí de los reyes españoles de los siglos XVI y XVII, en los que ya se describe el uso de flores comestibles

Y como gran precursor (que aún mantiene su uso) podemos hablar sin duda de la cocina oriental, mucho antes de que conceptos como el veganismo se popularizaran. La flor de loto, magnolia y jazmín se incluyen a menudo en los platos chinos. En Japón, el crisantemo ocupa un lugar predilecto especialmente en las recetas en torno al Año Nuevo y en Oriente Medio es la rosa y la flor de naranjo las que se incluyen desde antiguo en guisos y postres.

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