/ ARTE

13 MAY 2022

Cerámica valenciana. pasado, presente y futuro

por Rocío Martínez
Luz, bandas de música, arroz, pirotecnia. La ciudad de Valencia es eso pero también mucho más. Una tarde en su casco antiguo revela, entre otros, su pasado romano, su herencia árabe y su gran tradición artesana. Para muestra, un dato curioso que muchos todavía desconocen: las más de 50 calles dedicadas a oficios y gremios, testigos del gran peso que las profesiones artesanas han tenido en la historia valenciana, y que recuerdan su gran influencia en la eclosión de tantas industrias (mueble, textil, calzado, juguete, etc.) que han florecido en la Comunidad Valenciana. No se puede pasar por alto la importancia de la cerámica en esa larga tradición que hace de Valencia una ciudad consagrada al diseño. Por eso y por la riqueza económica y cultural que la cerámica ha aportado y sigue aportando a la ciudad, queremos revisar en este artículo los orígenes de la cerámica valenciana y su influencia en el presente (y el futuro) de la capital mundial del diseño de este año 2022.

Un poco de historia

El uso de cerámica en la Comunidad Valenciana se remonta nada más y nada menos que a unos siete mil años de antigüedad (Neolítico). Como leemos en el manual La Cerámica Valenciana de Jaume Coll Conesa, entonces ya se distinguían piezas con funcionalidad ritual y / o funeraria (como en la Cova de la Sarsa, la Coveta Emparedada o la Cova de Dalt), pasando por lo decorativo y la expresión estética (Cova d’Or, Cova de les Cendres) y también, su uso ligado a la agricultura. 

Más adelante, en la época íbera, gracias al desarrollo técnico ya se distinguían vasos para diferentes necesidades de una sociedad más avanzada, utilizándose la cerámica para áreas tan variadas como el transporte, la conservación de bienes, la fermentación de bebidas, la elaboración y consumo de alimentos, el culto o incluso para el desarrollo de industrias como el tejido, tal y como leemos en el manual de Coll Conesa. 

La cerámica valenciana tal y como la conocemos hoy está ligada al impacto que tuvo la azulejería medieval musulmana. En este sentido, entonces ya se tiene constancia de centros de producción como los de Manises y Paterna, y donde ya se realizaban los tan populares azulejos gremiales y familiares, pero también religiosos o decorativos. Todavía resulta imposible separar los colores azul y blanco de la tradición cerámica manisera, y los socarrats de Paterna. En la actualidad, ambas localidades valencianas continúan esta herencia artesana y la cerámica sigue siendo una industria central que sigue formando a jóvenes a través de centros como la Escola d’Art i Superior de Ceràmica de Manises (EASC), que fue el primer centro de España en impartir titulaciones superiores de cerámica.

Por último, no podemos dejar de incluir en este breve recorrido histórico a la localidad de Meliana y su famosa cerámica Nolla, con la que se han elaborado mosaicos de una belleza y un valor cultural incalculable. De inspiración decimonónica inglesa, fue introducida en España por Miguel Nolla, quien fundó la Fábrica de Mosaicos Nolla en Meliana a finales del siglo XIX. Las piezas geométricas de cerámica Nolla se colocaban formando mosaicos de piezas multicolores, revistiendo y decorando todo tipo de pavimentos y fachadas que aún maravillan a profesionales de la cerámica, el diseño y la arquitectura.

Recogiendo el testigo

La tradición cerámica está viviendo un redescubrimiento por parte del público que se palpa en la apertura y creciente popularidad de talleres en los que aprender y compartir conocimiento. En Valencia, merece la mención CUIT, espacio en el que Patricia Soriano y Celia Collado están acercando la cerámica a todos los públicos a través de cursos y workshops.

Como nos cuenta Sara Antolín Gisbert, del equipo de Comunicación de la iniciativa ADN Cerámico, existen más factores que propician una vuelta y revalorización de los oficios tradicionales. Como la tecnología. “En un mundo cada vez más tecnológico es imprescindible volver a las manos. Como dice Richard Sennett en su libro El Artesano: cuando la cabeza y las manos se separan, la que pierde es la cabeza”. Por su parte, Julieta Álvarez, ceramista especializada en joyería y objetos decorativos, opina que este renacimiento puede tener que ver también con una mayor concienciación por parte del público: “Yo empecé con el taller hará unos diez años y al principio me daba un poco de miedo de que se tratara tan solo de una tendencia pasajera. Me había enamorado por completo de este material y quería seguir dedicándome a investigarlo de forma indefinida. Según iban pasando los años, me daba cuenta que no era tan solo una moda estética, era mucho más. Pasado el boom del fast fashion, a la gente cada vez le interesan más los proceso de realización de esos productos y su impacto medioambiental.”

Cabe destacar en este sentido el papel de ADN Cerámico en la visibilización y puesta en valor del oficio. El proyecto, dirigido por la ceramista Ana Illueca, reúne y reivindica el papel de 106 ceramistas de Valencia a través de un mapa en el que encontrar a profesionales ceramistas según la localidad en la que se encuentran y sus especialidades. El hecho de que, además, se enmarque dentro del World Design Capital Valencia 2022 ha propiciado una notable repercusión de la iniciativa tanto en medios nacionales como internacionales que ayuda al reconocimiento del valor que los ceramistas aportan no sólo al mundo del diseño y las artes y oficios, sino también a la sociedad. 

cerámica valenciana

Todo demuestra que la tradición cerámica en Valencia no solo forma parte del pasado, sino también del presente, y que su futuro se escribe gracias a la apuesta por su valor y a la unión del diseño y la innovación tecnológica.

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